Si tienes un par de minutos lee la historia a continuación y decide si te suena familiar. A nuestro personaje le llamaremos Penelope. Cualquier semejanza a la vida real es pura coincidencia...
"Esta mañana la alarma del despertador no sonó. Perpleja y agitada Penelope se levantó y corriendo a toda prisa preparó a los niños para ir a la escuela y obviamente llegaron tarde. La noche anterior ella pensó salir más temprano hoy para ponerle gasolina al auto pues la aguja estaba en la reserva (por debajo de la 'E') y ayer estaba muy agotada para detenerse en la gasolinera y esperar por los indecisos que juegan lotería y atrasan la fila. (A ella no le gusta pagar en la pompa por cautela de los hackers que roban información de las tarjetas de crédito y débito en las máquinas externas.) Con lo que no contaba era que hubo un accidente unas 5 millas más adelante y a causa de la congestión de tránsito su auto se quedó sin gasolina antes de poder llegar a la estación más cercana. Penelope se estaciona en el paseo de emergencia y activa las luces de emergencia. Mientras tanto trata de encontrar su celular en algún lugar del super Walmart que tiene por cartera (así le dice su esposo a la cartera de ella pues tiene cualquier cosa que se pudiera necesitar). Ella necesita llamar a su trabajo y avisarles que llegará tarde y también necesita llamar a la compañía de seguro para asistencia en la carretera. Esta mañana esta súmamente nublado. Finalmente encuentra el celular. La señal está muy débil, apenas una raya...
De repente Penelope se dá cuenta de que aunque conectó el celular para cargar la batería anoche, aparentemente nunca lo enchufó correctamente, pues nunca recargó. Ahora un sonido lúgubre le alerta de que la carga de la batería está muy baja, y apenas tiene un 10% disponible (que le alcanza para unas dos o tres posibles llamadas de 3 minutos cada una). Con ansiedad busca el cargador y realiza que ayer cuando le pidió a su esposo que le pasara la aspiradora al carro éste sacó todos los cargadores y las cosas del dash y se le olvidó ponerlas de vuelta. ¡Horror! Para colmo comenzó a llover torrencialmente y el carro no prende así que no puede encender el acondicionador de aire. Su esposo tenía una presentación a esta hora y le sale el voicemail cuando lo llama. Tambien acaba de recordar que el viernes pasado el supervisor de ella le dijo que si llegaba tarde una vez más sería despido inmediato y mientras piensa en eso le entra una llamada de la escuela para informarle que uno de sus niños está con fiebre y vomitando y que tiene que regresar a buscarlo...es lunes...en ese momento Penelope mira al cielo y en un suspiro clama "¡Jesús necesito ayuda!"
Tratando de respirar profundamente para contrarestar la hiperventilación, susurra "¿Qué está sucediendo Padre mío? Yo no le sirvo a un Dios muerto, yo le sirvo a un Dios vivo. Yo soy la justicia de Dios en Cristo Jesús. Invoco orden sobre todo esto en el nombre de Jesús". De pronto su esposo la llama para decirle que la presentación fue pospuesta para otra fecha y ella le explica lo sucedido y él puede venir a socorrerla donde está varada. Mientras tanto Penelope cobra ánimo para llamar a su trabajo y explicar su predicamento. Su dichoso supervisor no la deja terminar y le indica que no se moleste en llegar allá que está despedida. (En todo esto ella no sabe que Dios está trabajando tras bastidores). Finalmente le puede llenar el tanque de gasolina al auto y recoge a su niño para llevarlo a la oficina del pediatra que hizo espacio para verlo entre citas. Su esposo Coco le prometió recoger los otros chicos cuando salgan de la escuela pues ella quería estar con el nene que no se sentía bien.
De camino a la oficina del médico escuchas en la radio el reporte del tráfico y explican que el tapón de tránsito de esta mañana se debió a un accidente fatal a la hora exacta y en la intersección que ella tomaba hacia su trabajo cada día. Pero todavía ella no logra conectar los puntos en su mente de cómo Dios la está protegiendo de calamidades pues el día ha sido uno legendario. Su pediatra ve al niño y le receta antibióticos para tratar una infección y otros síntomas que ella prefiere no confesar en voz alta. Mientras espera en la farmacia por las recetas y le pasa los dedos en el cabello a su hijito que se siente mal, una extraña le pregunta '¿usted es cristiana?' a lo que con reservas Penelope le contesta -Ssí-... '¿Podría orar por mí por favor? Y allí le contó toda su historia por los 45 minutos que tomó preparar las recetas. Luego que oraron, intercambiaron números de teléfonos, se abrazaron y sintieron ambas el consuelo de Dios y se despidieron. No se dió cuenta que hoy no tuvo problemas con las medicinas que retrasaran el acceso a estas ni hubo necesidad de llamar al doctor para autorizaciones adicionales. Ella aún está cargada con todo lo acontecido.
Ya en el auto y luego de darle el antibiótico al nene entran un momento al supermercado a comprar unas salsas para la lasagna que prometió cocinarles a su familia esta noche. Allí encontrá unas hermanas de la iglesia pero no se setuvo a hablar mucho hoy. Hace la línea para pagar y le toca el cajero que es nuevo y que se le enreda cada transacción que hace. "Aleluya, ¿se podrá poner peor este día?" piensa para sí. Pero mantiene la compostura porque hay hermanos de la iglesia presentes. Luego de 15 minutos termina de pagar y llegando a su auto la bolsa plástica con los envases de cristal de salsa de spaguetti se rompe y se estrellan en el suelo. Hay salsa por donde quiera. Parece una escena de crimen. A este punto penelope lanza una carcajada, '¡no puede ser!" Y regresa al supermercado a comprarlas otra vez.
Al llegar a la casa su esposo la recibe con abrazos y besos y llorando y alabando a Dios. Ella está atónita. '¿Qué pasó?' pregunta ella. En ese momento su esposo le muestra las noticias del televisor en vivo. En el lugar de donde la despidieron esta mañana entró una ex-empleado perturbado mentalmente y luego de tener como rehenes a los empleados por las últimas dos horas le disparó a varios supervisores incluyendo a quién la despidió hoy temprano, y hay varios muertos y heridos de gravedad y la policía tuvo que eliminar al individuo.
Penelope cae en tiempo ahora y entiende que lo que parecía un día catastrófico y de adversidad continua una tras otra, era Dios preservando su vida minuto a minuto consistente y constantemente durante todas estas horas desde esta mañana. Pudo darse cuenta de que el 'adjustment bureau' de Dios estuvo retrasándole para protegerla y aún poder ser de ayuda a otros a pesar de las circunstancias. En ese momento se sentó en el sofá, abrazó a su familia y llorando de agradecimiento adoró a Dios por su inmenso amor en lo que ella había categorizado como un día horrible, terrible, malo, que no sirvió para nada. Su esposo cocinó para ella y le alquiló la película "Alexander and the Horrible, Terrible, Not Good, Very Bad Day" para hacerla reir."
Dios siempre está alerta a cada detalle de nuestras vidas al minuto exacto y preciso simplemente porque nos ama. Muchas veces ni siquiera nos enteramos de qué cosas nos libró durante nuestro día, tal y como a veces nuestros hijos no se enteran de las peripecias que como padres hacemos por protegerles y proveer para ellos. No pienses que Dios te dejó si atraviesas un día malo. Vélo como que estás en entrenamiento. No te rindas. El no se dá por vencido en su amor por ti.
"Esta mañana la alarma del despertador no sonó. Perpleja y agitada Penelope se levantó y corriendo a toda prisa preparó a los niños para ir a la escuela y obviamente llegaron tarde. La noche anterior ella pensó salir más temprano hoy para ponerle gasolina al auto pues la aguja estaba en la reserva (por debajo de la 'E') y ayer estaba muy agotada para detenerse en la gasolinera y esperar por los indecisos que juegan lotería y atrasan la fila. (A ella no le gusta pagar en la pompa por cautela de los hackers que roban información de las tarjetas de crédito y débito en las máquinas externas.) Con lo que no contaba era que hubo un accidente unas 5 millas más adelante y a causa de la congestión de tránsito su auto se quedó sin gasolina antes de poder llegar a la estación más cercana. Penelope se estaciona en el paseo de emergencia y activa las luces de emergencia. Mientras tanto trata de encontrar su celular en algún lugar del super Walmart que tiene por cartera (así le dice su esposo a la cartera de ella pues tiene cualquier cosa que se pudiera necesitar). Ella necesita llamar a su trabajo y avisarles que llegará tarde y también necesita llamar a la compañía de seguro para asistencia en la carretera. Esta mañana esta súmamente nublado. Finalmente encuentra el celular. La señal está muy débil, apenas una raya...
De repente Penelope se dá cuenta de que aunque conectó el celular para cargar la batería anoche, aparentemente nunca lo enchufó correctamente, pues nunca recargó. Ahora un sonido lúgubre le alerta de que la carga de la batería está muy baja, y apenas tiene un 10% disponible (que le alcanza para unas dos o tres posibles llamadas de 3 minutos cada una). Con ansiedad busca el cargador y realiza que ayer cuando le pidió a su esposo que le pasara la aspiradora al carro éste sacó todos los cargadores y las cosas del dash y se le olvidó ponerlas de vuelta. ¡Horror! Para colmo comenzó a llover torrencialmente y el carro no prende así que no puede encender el acondicionador de aire. Su esposo tenía una presentación a esta hora y le sale el voicemail cuando lo llama. Tambien acaba de recordar que el viernes pasado el supervisor de ella le dijo que si llegaba tarde una vez más sería despido inmediato y mientras piensa en eso le entra una llamada de la escuela para informarle que uno de sus niños está con fiebre y vomitando y que tiene que regresar a buscarlo...es lunes...en ese momento Penelope mira al cielo y en un suspiro clama "¡Jesús necesito ayuda!"
Tratando de respirar profundamente para contrarestar la hiperventilación, susurra "¿Qué está sucediendo Padre mío? Yo no le sirvo a un Dios muerto, yo le sirvo a un Dios vivo. Yo soy la justicia de Dios en Cristo Jesús. Invoco orden sobre todo esto en el nombre de Jesús". De pronto su esposo la llama para decirle que la presentación fue pospuesta para otra fecha y ella le explica lo sucedido y él puede venir a socorrerla donde está varada. Mientras tanto Penelope cobra ánimo para llamar a su trabajo y explicar su predicamento. Su dichoso supervisor no la deja terminar y le indica que no se moleste en llegar allá que está despedida. (En todo esto ella no sabe que Dios está trabajando tras bastidores). Finalmente le puede llenar el tanque de gasolina al auto y recoge a su niño para llevarlo a la oficina del pediatra que hizo espacio para verlo entre citas. Su esposo Coco le prometió recoger los otros chicos cuando salgan de la escuela pues ella quería estar con el nene que no se sentía bien.
De camino a la oficina del médico escuchas en la radio el reporte del tráfico y explican que el tapón de tránsito de esta mañana se debió a un accidente fatal a la hora exacta y en la intersección que ella tomaba hacia su trabajo cada día. Pero todavía ella no logra conectar los puntos en su mente de cómo Dios la está protegiendo de calamidades pues el día ha sido uno legendario. Su pediatra ve al niño y le receta antibióticos para tratar una infección y otros síntomas que ella prefiere no confesar en voz alta. Mientras espera en la farmacia por las recetas y le pasa los dedos en el cabello a su hijito que se siente mal, una extraña le pregunta '¿usted es cristiana?' a lo que con reservas Penelope le contesta -Ssí-... '¿Podría orar por mí por favor? Y allí le contó toda su historia por los 45 minutos que tomó preparar las recetas. Luego que oraron, intercambiaron números de teléfonos, se abrazaron y sintieron ambas el consuelo de Dios y se despidieron. No se dió cuenta que hoy no tuvo problemas con las medicinas que retrasaran el acceso a estas ni hubo necesidad de llamar al doctor para autorizaciones adicionales. Ella aún está cargada con todo lo acontecido.
Ya en el auto y luego de darle el antibiótico al nene entran un momento al supermercado a comprar unas salsas para la lasagna que prometió cocinarles a su familia esta noche. Allí encontrá unas hermanas de la iglesia pero no se setuvo a hablar mucho hoy. Hace la línea para pagar y le toca el cajero que es nuevo y que se le enreda cada transacción que hace. "Aleluya, ¿se podrá poner peor este día?" piensa para sí. Pero mantiene la compostura porque hay hermanos de la iglesia presentes. Luego de 15 minutos termina de pagar y llegando a su auto la bolsa plástica con los envases de cristal de salsa de spaguetti se rompe y se estrellan en el suelo. Hay salsa por donde quiera. Parece una escena de crimen. A este punto penelope lanza una carcajada, '¡no puede ser!" Y regresa al supermercado a comprarlas otra vez.
Al llegar a la casa su esposo la recibe con abrazos y besos y llorando y alabando a Dios. Ella está atónita. '¿Qué pasó?' pregunta ella. En ese momento su esposo le muestra las noticias del televisor en vivo. En el lugar de donde la despidieron esta mañana entró una ex-empleado perturbado mentalmente y luego de tener como rehenes a los empleados por las últimas dos horas le disparó a varios supervisores incluyendo a quién la despidió hoy temprano, y hay varios muertos y heridos de gravedad y la policía tuvo que eliminar al individuo.
Penelope cae en tiempo ahora y entiende que lo que parecía un día catastrófico y de adversidad continua una tras otra, era Dios preservando su vida minuto a minuto consistente y constantemente durante todas estas horas desde esta mañana. Pudo darse cuenta de que el 'adjustment bureau' de Dios estuvo retrasándole para protegerla y aún poder ser de ayuda a otros a pesar de las circunstancias. En ese momento se sentó en el sofá, abrazó a su familia y llorando de agradecimiento adoró a Dios por su inmenso amor en lo que ella había categorizado como un día horrible, terrible, malo, que no sirvió para nada. Su esposo cocinó para ella y le alquiló la película "Alexander and the Horrible, Terrible, Not Good, Very Bad Day" para hacerla reir."
Dios siempre está alerta a cada detalle de nuestras vidas al minuto exacto y preciso simplemente porque nos ama. Muchas veces ni siquiera nos enteramos de qué cosas nos libró durante nuestro día, tal y como a veces nuestros hijos no se enteran de las peripecias que como padres hacemos por protegerles y proveer para ellos. No pienses que Dios te dejó si atraviesas un día malo. Vélo como que estás en entrenamiento. No te rindas. El no se dá por vencido en su amor por ti.